12 noviembre, 2024

La Junta restaura la antigua capilla bautismal de la Iglesia de Villacé

La Junta restaura la antigua capilla bautismal de la Iglesia de Villacé

  • El objetivo principal de la intervención es la conservación tanto del artesonado mudéjar como de los decorados que adornan las paredes de la capilla
  • La iglesia alberga retablos y bienes inmuebles como una pila bautismal de piedra o un órgano del siglo XVIII.

La Junta de Castilla y León ha destinado 207.207 euros en la restauración de la antigua capilla bautismal, también conocida como la capilla de San Juan, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de la localidad leonesa de Villacé, perteneciente al municipio de Villamañán.

El objetivo principal de la intervención es la conservación y puesta en valor tanto del artesonado mudéjar del siglo XV como de los decorados que adornan las paredes de la capilla. También se busca dar a conocer la evolución a la que ha asistido este espacio desde una perspectiva histórica y la documentación de su estado actual de mantenimiento.

La delegada territorial de la Junta en León, Ester Muñoz, ha visitado la obra para comprobar in situ el avance de la misma. “Es muy importante mantener y dar a conocer el patrimonio de los pueblos de nuestra provincia”, ha remarcado.

Situada en una plataforma en posición central, la iglesia domina el conjunto del caserío. Consta de tres naves separadas por arcos ojivales muy apuntados y arcos de medio punto en sentido transversal. El acceso se realiza a través de un atrio de pavimento enchinarrado, cubierto con una armadura que se apoya en esbeltas columnas de piedra. A los pies se sitúa la torre de cinco cuerpos. El superior abierto aloja el cuerpo de campanas, que se cubre con faldones a cuatro aguas y revestidos de teja plana cerámica vidriada en diferentes tonos.

De gran relevancia es el conjunto de retablos y bienes muebles que alberga en su interior, entre los que destacan el ya citado artesonado policromado en dependencia anexa a la torre, originario del siglo XV; las pinturas murales conservadas bajo la capa de yeso; el pavimento de las naves formado por grandes losas de pizarra, algunas con inscripciones funerarias y escudos; el retablo barroco en el presbiterio; la pila bautismal de piedra con motivos geométricos esculpidos; el púlpito de madera policromada; el retablo barroco de la piedad, singular por ser de doble cara, situado en las capillas laterales adosadas a la nave norte; el órgano del siglo XVIII; y varios retablos barrocos.

La capilla está situada a los pies de la nave del Evangelio y presenta cierta autonomía dentro de lo que es el buque de la iglesia, reforzada a su vez por los cerramientos que lo delimitan.

Armadura de par y nudillo

La estancia, con unos 25 metros cuadrados en planta, está cubierta por una armadura policromada y con decoración mural en sus paramentos verticales. La armadura es de par y nudillo, a cuatro aguas, con cuadrales sobre canes y limas moamares. Presenta decoración atauquerada en el almizate, con ruedas de lazo de ocho puntas, y un relieve del Padre Eterno a modo de pinjante central. Los faldones, con cintas y saetinos, se decoran con florones en los guardapolvos. Todos los paramentos de la habitación están revestidos y decorados con pintura mural.

En lo que era la cabecera de la capilla, al norte, se conserva la representación de un Trono de Gracia sobre la huella en el muro de un primitivo bien mueble (probablemente un retablo) ya desaparecido. El resto consiste en una ornamentación a modo de decoración textil con imitación de brocados, a base casi exclusivamente de grisallas, que se concibió con el objetivo de realzar la escena principal.

Sobre los restos de una edificación precedente (muros norte y oeste), hacia el 1.500 se reconfiguró el espacio para incorporarse al nuevo templo que se estaba construyendo y pasa a funcionar como una capilla con advocación a San Juan Bautista, San Gregorio y San Pelayo, gestionada por una cofradía homónima. La armadura policromada, que entonces lo era de cubierta, se fecha en las primeras décadas del siglo XVI, mientras que la pintura mural de sus paramentos interiores probablemente se incorpora algunos años más tarde, hacia la mitad de esa misma centuria.

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